La Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol data del siglo XVII. Restaurada hace pocos años, destaca en ella la cúpula central y las pinturas del retablo, hoy colocadas como pinturas independientes en distintos lugares de la iglesia.
En sus orígenes, Granja de Rocamora fue añeja de la Iglesia Parroquial de Cox. Granja contaba con 70 casas de cristianos nuevamente convertidos. El sacerdote de Cox acudía muy de mañana a decir la otra Misa a Granja en los días de fiesta y Domingos. En atención a que distaba de Cox solamente un cuarto de hora, y el camino era muy llano, sin embargo, en tiempo de lluvia se hacía muy dificultoso el camino y que un mismo sacerdote cumpliera con sus obligaciones eclesiásticas en ambos sitios.
Por ello, el Obispo d. Joseph Esteve y Juan, solicitó al Papa Clemente VIII, por mediación del Rey Felipe II, la desmembración y separación de La Granja. Debiendo erigirse su Ermita en Iglesia Parroquial, bajo la invocación de San Pedro Apostol, cosa que ocurrió el 20 de mayo de 1602 siendo su primer cura Mosen Gines y Iborra que tomó posesión de la rectoría el 26 de junio de 1603.
A mediados del siglo XVIII la población de Granja aumentó necesitándose una iglesia de mayores dimensiones por lo que se construyó la actual iglesia parroquial en un nuevo solar, colocándose la primera piedra el 29 de agosto de 1748. Las obras terminaron y se inauguró en día 28 de julio de 1775. La iglesia contaba con altar mayor bien adornado con lámpara y retablo de talla moderno dorado en cuyo centro un camarín para la imagen de San Pedro Apostol. Este altar había un banco para el Justicia. Tenía un gran crucero con bonita media naranja en cuyo centro estaban los retablos dedicados al Santisimo Cristo de la Piedad y nuestra Señora del Rosario. También contaba con las capillas dedicadas a San José, San Joaquín, San Antonio de Padua, El Niño Jesús, El Cardenal San Ramón y Las Benditas Ánimas de Purgatorio. Sobre la puerta principal estaba el coro, junto a él la torre que tenía dos campanas. La sacristía era grande y hermosa con su cajonada. Había un reloj público para el servicio del lugar y su huerta. Su patronato pertenecía a los Señores Marqueses de Rafal, Señores de La Granja.